El día comenzó como cualquier otro, pero esa mañana marcó un antes y un después. Al abrir el chat que tanto había evitado, me encontré con su risa burlona frente a mis estados. Sin embargo, lo que realmente me hirió fue la ausencia de su foto de perfil, una señal silenciosa de su partida. Pensé que no me dolería, pero el vacío que dejó fue innegable, una mezcla de impotencia y decepción que se instaló en mi estómago.
A pesar de todo, una parte de mí albergaba la tonta esperanza de que regresaría. Fue un golpe saber que, aunque se reía, me sentía como una burla para él. Lo que más me duele es que mis sentimientos siempre fueron sinceros, mis intenciones puras, con el deseo de ofrecerle lo mejor de mí.
El amor es complicado, y me encuentro rodeado de recuerdos, de momentos que me gustaría revivir con alguien que realmente valore cada aspecto de mi ser. Acepté sus defectos, incluso cuando no me convencían, y me animé a quererlo tal como era. Pero en medio de esta confusión, busqué consuelo en un poder superior. Hablar con Dios me dio claridad, y entendí que a veces EL nos quita cosas para limpiarnos y prepararnos para recibir bendiciones que realmente nos hagan crecer.
Este adiós quizás fue la mejor manera de decir un hasta luego, la menos dolorosa.
Me di cuenta de que buscaba algo en alguien que no veía nada en mí, más allá de una atracción superficial.
No había amor verdadero de su parte, y aún así, yo estaba dispuesto a quedarme hasta que él me amara. Se trató de una mala interpretación de señales, un espejismo de lo que creí que era amor.
Irónicamente, su partida abrió un camino hacia nuevas oportunidades. Mi vida comenzó a llenarse de gratitud, de obsequios inesperados y de personas que irradian la vibración que tanto anhelaba encontrar en él.
Aún cuando las canciones en la noche evocan su recuerdo y la vida que imaginé compartir, sé que el amor verdadero trasciende la ceguera de la ilusión.
Para avanzar, debemos dejar ir lo que nos retiene, y sé que él es parte de mi pasado.
Me alegra saber que aún guardo en mis manos el deseo de amar profundamente, esperando por el momento adecuado.
Sé que llevará tiempo olvidar, quizás unas semanas o unos meses, pero espero no recordar este dolor el día de mi cumpleaños. Por ahora, me permito ser un nómada, en busca de un lugar donde pueda finalmente decidir quedarme. Lo que pertenece al pasado, debe quedarse allí.
17/01